¡Otra crisis más, y ya van… tantas! En fin, hay un dicho que dice “si no encuentras obstáculos en el camino, es posible que ese camino no conduzca a ningún lado”. Debemos saber afrontar estas duras situaciones, e intentar encontrar salidas ingeniosas que lejos de perturbar nuestros negocios, los hagan crecer.
¿Complicado?, puede ser. Pero no imposible. Y como le respondía el Gral San Martín a Pueyrredón cuando este le escribía que su plan era imposible… Imposible pero “IMPRESCINDIBLE”, y lo logró!
Lo cierto es que, en cada crisis, hay un aprendizaje. Y uno de los que más me ha conmovido en la máxima expresión de la formula GANAR-GANAR es la conversión de locales propios en franquicias.
Cuando termine esta Pandemia con su necesaria cuarentena, muchos de nosotros estaremos aliviados por haber conservado la salud y preocupados por nuestras finanzas. Quienes operamos Pymes, en casi todos los casos debimos recurrir a ahorros y préstamos para poder solventar este largo y acuciante período sin ventas, con parte de los gastos fijos sin poder cubrir con ingresos genuinos de la operación diaria de nuestros locales.
Recuerdo a partir del ejemplo que realizó la firma Bonafide en Argentina, como pudo no solo salvar su compañía sino mantener – inclusive acelerar – su desarrollo en el país. Siendo asesorados correctamente, decidió franquiciar todos sus locales en manos de sus empleados, a quienes por acuerdos privados homologados ante el ministerio de trabajo, cambiaba por la indemnización que le correspondería más un acuerdo de pago beneficioso para ambos, que surgía de la propia actividad del local cedido en franquicia.
Esta misma situación la viví en la tremenda crisis del 2002, con dos marcas de la provincia argentina de Córdoba llamadas T&C y Photolag con pequeñas cadenas de locales (5 apróximadamente cada una), que obraron en similares circunstancias, con la tremenda sorpresa que no solo sus ex empleados se convirtieron en legítimos franquiciados del sistema – me refiero no una mala copia o simulación – sino que en menos de un año en ambos casos, comenzaron a abrir otros locales dadas las buenas oportunidades que brindaba un país saliendo de una profunda crisis económica financiera en ubicaciones, precios de locación, productos en precios accesibles, etc.
Aprendimos todos. Si pretendemos retener los buenos recursos humanos dentro de nuestras cadenas, pero la crisis nos agobia y no podemos permitirnos el lujo de mantener toda la estructura de locales abierta, pensemos en estos claros ejemplos que funcionaron muy bien.
Claro está, en este cambio de roles – de empleado a franquiciado – dentro de la estructura de operaciones y ventas, el franquiciante deberá acompañar al nuevo franquiciado en una correcta capacitación inicial, asistencia permanente y renegociación de contratos de locación si así correspondiere.
Podrá suceder que no dispongamos de personal capacitado o dispuesto a afrontar el desafío de convertirse en franquiciado. En tal caso, en forma colaborativa, con la flexibilidad de condiciones que esta crisis exige pero sin desmerecer abordar este negocio con garantías adecuadas, pensemos en operadores que no pertenezcan a nuestro capital humano, y busquemos inversores externos con actitud y cierto respaldo.
Pues bien, con estas breves líneas quise ilustrar una buena alternativa de salida para aquellos locales que pareciera inconveniente mantener activos. Posiblemente, sea la mejor opción a tener que dejarlos perdiendo el 100% de la inversión que hicimos en adecuarlos. Y si pensamos en vender el fondo de comercio, el número que obtendremos, justamente será el que se paga en una crisis, esto es bajísimo.
Los dejo con esta tarea. Repensemos estratégicamente nuestras decisiones. Posiblemente podamos aprovechar estos momentos para “sorprendentemente” seguir creciendo.
A disposición para quien quiera hacer consultas al respecto.
Atte.
Dr. Daniel Armando Coli Crespo